Primer
momento feliz.
Una noche en la cual fui una princesa con un
vestido largo muy esponjado y lleno de perlas.
Una noche de gala donde bailaba el vals con
varios príncipes. Todo perfectamente organizado, una deliciosa comida, todo de
color morado y plateado en el techo colgaban estrellas y yo, yo era el centro
de atención de todas aquellas personas que asistían a este magno evento para mí.
Mi tiara brillaba y mi papá me ponía los tacones que me convertían de niña a
mujer. Una noche donde todo fue perfecto.
Segundo
momento feliz.
Todo empezó en la mañana, en una iglesia, yo estaba
vestida de blanco y estaba con mucho susto porque no sabía cómo
tenía que hacerlo y temía a equivocarme. Fue el día de mi primera
comunión todo fue muy lindo y muy esperado yo deseaba comulgar y recibir a Dios. Cuando llegue donde el
sacerdote a recibir a Dios eucaristía todo fue muy rápido, bonito y mi vida
desde ese día cambio por que recibir la ostia me llena de
tranquilidad espiritual.
Tercer
momento feliz
Mi sueño de niña estaba a punto de hacerse
realidad, yo estaba montada en un bus durante muchas horas, la temperatura de
mi cuerpo empezaba a subir, lo cual me indicaba que estaba punto de llegar a
ese hermoso lugar llamado “mar”. Cuando
llegamos mi papa mi mama y yo nos
encontramos con unos familiares que hacía tiempo no en unos hablábamos, en pocos minutos llegamos al mar y salí corriendo a meterme al mar y a sentir en
mis pies la sensación de las olas y la arena de la playa. Un momento en que el
mundo se detuvo el tiempo por unos minutos.
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